«Operación Péndulo», por Floren Dimas

A mediados de agosto de 1937, el Frente Norte republicano se limita a la estrecha franja comprendida entre Gijón y Santander, teniendo a sus espaldas la cordillera Cantábrica, habiendo caído en mayo en poder de los franquistas la ciudad de Bilbao, con su enorme potencialidad metalúrgica e industrial y quedando como única vía de suministro el transporte marítimo hacia estos dos puertos, únicos capaces de permitir fondear buques de gran calado.
El Comité de No Intervención (CNI). Con el Tratado de No Intervención (TNI), a partir del 20 de abril de 1937, los buques con pertrechos no militares con destino a puertos republicanos, debían ser previamente visados y documentados por agentes del CNI en puertos preestablecidos por las potencias fuera de España.
Mostrando el pabellón del CNI, esto buques estaban autorizados a navegar y entrar en puertos republicanos sin ser interferidos –teóricamente- por la autodenominada Flota de Bloqueo franquista hasta llegar a tres millas de la costa, límite de las aguas jurisdiccionales republicanas, hasta donde algunas veces los buques ingleses del CNI escoltan a los cargueros (especialmente los de bandera británica o fletados por empresas de ese país). A partir de ese punto la escolta se detiene y los mercantes emprenden una carrera a toda velocidad hacia el puerto, momento aprovechado por la flota franquista para intentar capturarlos o hundirlos.
No obstante los buques sin bandera del CNI en aguas internacionales bajo pabellón extranjero, según el derecho marítimo internacional debían ser respetados por los contendientes, aunque no llevasen escolta ni mostrasen el distintivo del CNI, pero la Flota de Bloqueo, ante la mirada indiferente de los barcos del TNI, procede ante la menor oportunidad a abordarlos aunque se encuentren en aguas internacionales (lo que según las leyes del mar constituye un acto de piratería) procediendo a confiscar los buques o a apropiarse de su carga, obligándoles a atracar en un puerto rebelde.
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LA “OPERACIÓN PÉNDULO”
El estado mayor de las Fuerzas Navales del Cantábrico con sede en Santander, ha planeado un audaz plan que podría romper el bloqueo y permitir que los buques, o al menos una parte de ellos, consigan llegar a puerto sin sufrir daños ni ser capturados, burlando la vigilancia de los dos patrulleros rebeldes que controlan los accesos al puerto de Gijón y otros dos, el de Santander, mientras el crucero “Cervera” se mantiene a distancia intermedia en expectación de poder intervenir donde sea necesario. Se trata del juego del gato y el ratón, sirviéndose de la superior velocidad y potencia de fuego superior de los destructores, actuando contra las dos flotillas de patrulleros rebeldes por separado, si estos no cuentan con la protección del “Cervera”.
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Las características del crucero “Cervera”, excepto en velocidad, supera con mucho a la suma de los destructores republicanos, que únicamente le aventajan en el combate nocturno al torpedo, como sucedió en el combate de Cabo de Palos con el hundimiento del crucero “Baleares”, a lo que hay que sumar los cuatro patrulleros artillados que pese a su escaso andar, sirven a la misión de abordar o hundir los buques mercantes que se les resistan, bajo la vigilante protección del “Cervera”. Con esta pequeña flota se consigue un bloqueo no total pero sí efectivo, privando a la zona leal cántabra de toda clase de suministros, tanto militares como de alimentos para la población civil.
Con el éxito de la “Operación Péndulo” se demuestra la capacidad de combate de la Flota Republicana cuando no es entorpecida por los sabotajes o la traición de sus mandos, logrando mediante una ingeniosa maniobra de engaño la llegada de abundantes pertrechos y de combustible a su destino, material que apenas se consigue distribuir entre las unidades republicanas en medio de caos de la gran ofensiva rebelde, que culmina con la entrada en Santander de las tropas italianas el día 26 de agosto de 1937.
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Floren Dimas Balsalobre es Oficial del Ejército del Aire retirado, miembro del colectivo de militares demócratas ANEMOI, vocal de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR), delegado de la asociación para la memoria histórica AGE en la Región de Murcia y firmante del Manifiesto en contra del franquismo en las Fuerzas Armadas.
Referencias:
Puedes leer el artículo completo de Floren Dimas en el blog «Memoria Militar Democrática» del diario digital Nueva Tribuna:
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/historia-naval-operacion-pendulo-hechos-belicos-guerra-civil/20200915133430179180.html
Puedes leer más, sobre el Alférez de Navío Juan Antonio Castro Izaguirre y el Destructor José Luís Díez, en el artículo Castro Izaguirre, un marino leal a la República, por Benito Sacaluga:
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/memoria-democratica-militares-antifascistas-biografia-castroizaguirre-marino-leal-republica/20200918101658179271.html
La Vanguardia (Edición del miércoles, 31 agosto 1938): El glorioso destructor español «José Luís Diez»‘ iba a Gibraltar; y en Gibraltar está después de haber hecho huir al «Cervera» y a pesar de la «terrible» flota italofranquista
La imagen del Destructor José Luís Díez ha sido obtenida de Wikimedia Commons